
Acusa a los EE. UU. de sabotear los oleoductos de Nord Stream y se llama teoría de la conspiración. Acusa a Rusia de hacer exactamente lo mismo y se llama noticia.
El único problema con el término es su uso sin sentido como peyorativo, escribe Caitlin Johnstone.
Ahora que el presidente Trump está atacando a Rusia, en lugar de restablecer las relaciones, los principales medios de comunicación estadounidenses han pasado de promover conspiraciones del tipo “Rusiagate” a denunciar las dudas sobre las afirmaciones del gobierno estadounidense contra Rusia, señala Nat Parry.
Las teorías de conspiración (sospechas sin evidencia) se han convertido en una pesadilla de la vida moderna, pero Donald Trump busca convertirlas en una pieza central de su campaña presidencial, como describe Todd Gitlin.
Exclusivo: El 50 aniversario del asesinato de JFK vio un apagón de los medios de comunicación de casi todas las pruebas de conspiración en ese caso. Pero el New York Magazine fue aún más lejos, burlándose del comprobado escándalo de la Contra-cocaína como una “teoría de la conspiración”, escribe Robert Parry.