Al no poder restaurar la disuasión militar o estratégica, Tel Aviv está invirtiendo en restaurar el elemento de miedo que fue violado el 7 de octubre, escribe Ramzy Baroud.
La solución de dos Estados ya no es posible y el único camino a seguir es la lucha por un Estado democrático laico que acomode tanto a palestinos como a israelíes, escribe Stefan Moore.