El editor de WikiLeaks presentará su apelación final esta semana ante los tribunales británicos. Si es extraditado, significará el fin de las investigaciones sobre el funcionamiento interno del poder por parte de la prensa.
Dado que Estados Unidos se encuentra en un terreno constitucional inestable con la acusación de espionaje, la acusación de intrusión informática ha servido como gancho para intentar atrapar a Assange, retratándolo no como un periodista, sino como un hacker, escribe Cathy Vogan.
La acusación sustitutiva de Estados Unidos contra Julian Assange ha dejado el proceso de extradición del Reino Unido en un estado de absoluta farsa, sostiene Craig Murray.