Los críticos dicen que el presidente no debería haber tardado cuatro años en sacar a Cuba de la lista de Estados Unidos de patrocinadores del terrorismo.
No hay duda de que el general Joseph Aoun es el hombre de los Estados Unidos y de Israel. Se trata de otra derrota para Hezbolá tras el desastroso acuerdo de alto el fuego que condujo al inicio ese mismo día del asalto a su aliado Asad.
La aclimatación de Estados Unidos al genocidio de Gaza fue impulsada fundamentalmente por Biden y sus leales, que fingieron que no estaba haciendo lo que realmente estaba haciendo, dice Norman Solomon.
Éste será un mundo hobbesiano en el que las naciones que tengan las armas industriales más avanzadas dictarán las reglas. Los pobres y vulnerables se arrodillarán en señal de sometimiento.
A medida que nos acercamos al final de la administración Biden, echamos un vistazo al último año de este presidente en el cargo y su legado en materia de justicia penal.
No era difícil prever que quienes planifican y ejecutan la política exterior estadounidense, carentes de toda imaginación y de cualquier cosa remotamente parecida al coraje, serían incapaces de una transición ordenada hacia un orden mundial multipolar.
Los medios de comunicación utilizan constantemente un tropo antisemita de crucial utilidad para la élite de poder occidental: que en Gaza es Israel quien mueve los hilos en Washington, escribe Jonathan Cook.
Hasta ahora, Hezbolá se ha centrado en objetivos militares y ha evitado deliberadamente atacar a civiles. Esto podría cambiar pronto si Israel sigue masacrando a personas inocentes.
Las élites políticas de Estados Unidos no son impotentes para frenar al régimen rebelde israelí: son impotentes para actuar contra el grotesco lobby, encabezado por el AIPAC (aunque no se limita a él), al que se han vendido.