
Las protestas deben entenderse en el contexto de una brutal guerra económica librada por Estados Unidos contra la nación insular durante más de 60 años, escriben Medea Benjamin y Leonardo Flores.
La Casa Blanca se opone a la investigación del tribunal con sede en La Haya no sólo de Afganistán sino también de los presuntos crímenes cometidos por funcionarios israelíes contra los palestinos.
Un portavoz del gobierno ruso calificó la decisión como “el teatro del absurdo de las sanciones”, informa Ben Norton.
Dos formas de interdicción –la constante expansión de las sanciones estadounidenses y nuestra asombrosa tendencia hacia una censura desenmascarada– han comenzado a cruzarse.