Los Estados africanos están cayendo uno a uno fuera de las cadenas del neocolonialismo. Están diciendo “no” al antiguo dominio de Francia sobre los asuntos financieros, políticos, económicos y de seguridad africanos.
Contratistas privados administran el complejo de ojivas nucleares y construyen vehículos vectores nucleares. Para mantener el tren de la salsa en funcionamiento, esos contratistas gastan millones presionando a los tomadores de decisiones, escribe William D. Hartung.