Saima Akhter, Hossam Nasr y Tariq Ra'ouf, ex empleados de Meta, Microsoft y Apple, respectivamente, relatan sus luchas internas por el genocidio, que finalmente llevaron al despido de cada uno de ellos.
Facebook e Instagram, en conjunto, tienen 5 mil millones de usuarios en todo el mundo. Es imposible exagerar el impacto que su regulación del discurso en una dirección pro-estadounidense puede tener en la comunicación humana.
Nuestros censores, como lo demuestra una y otra vez el expediente, no tienen ninguna preocupación especial por actuar de manera seria. El poder no tiene esa obligación.
Mientras mata a miles de personas en Gaza, Israel gasta millones de dólares en su imagen pública en YouTube, Facebook e Instagram, escribe Alan MacLeod. El bombardeo incluye una invasión de la función de Notas de la comunidad en X/Twitter.
Peter Cronau, australiano desclasificado, señala y analiza un informe de investigadores de la Universidad de Stanford y Graphika sobre una enorme operación de propaganda secreta que se lleva a cabo desde EE.UU. El informe, de finales de agosto, ha sido enterrado por los medios occidentales.
Normalmente, cuando Estados Unidos y sus aliados están involucrados en una guerra, al menos hablan de labios para afuera de la idea de que no tienen nada más que buena voluntad para con el pueblo de la nación enemiga.
Que una megacorporación monopolista de Silicon Valley borre un discurso político sobre una figura histórica importante porque Washington dice que era un terrorista es un acto de censura notablemente descarado.
En un tuit el viernes, el economista griego y cofundador de Progressive International criticó al gigante tecnológico por tomar el apodo de un grupo de expertos global anticapitalista.