
El genocidio de Gaza presagia un mundo distópico donde la violencia industrializada del Norte global sostiene su acaparamiento de recursos y riqueza cada vez más escasos, sostiene Chris Hedges.
El malestar causado a las elites no preocupa a nadie que quiera atacar el corazón del racismo. Adiós y adiós a Churchill, Columbus, Leopold y todos los de su calaña, escribe Margaret Kimberley.