Los países de América Latina, África y Asia surgieron en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial como apéndices de un sistema mundial que no podían definir ni controlar, escribe Vijay Prashad.
En el último informe de cinco agencias de la ONU, se considera que la emergencia climática, los conflictos armados y la pandemia de Covid-19 hacen que el objetivo global de erradicar el hambre esté aún más fuera de nuestro alcance.
Amnistía lamentó que los gobiernos hayan recurrido a “la represión y el uso innecesario y excesivo de la fuerza” contra los manifestantes en apuros en lugar de abordar sus principales preocupaciones, como los altos precios de los alimentos y los salarios miserables.
Independientemente de lo que la gente en los EE. UU. pueda pensar sobre el asesinato de al Zawahiri en el centro de la capital afgana, a 7,000 millas de distancia, es poco probable que la seguridad encabece la lista, escribe Phyllis Bennis.
El proceso de colonialismo desposeyó a los agricultores africanos y los convirtió en trabajadores sin tierra, arrendatarios no remunerados o desempleados rurales, escribe Vijay Prashad.
Mientras Occidente está ocupado lidiando con sus propios problemas económicos mientras corta las exportaciones rusas, se presta poca atención a los que más sufren, escribe Ramzy Baroud.
La guerra en Ucrania y las sanciones estadounidenses asociadas están exacerbando una crisis de hambre mundial que ya aflige a miles de millones de personas, escribe Vijay Prashad.