
De Irán a Azerbaiyán, de Irak a Nigeria, de Rusia a Venezuela, la política exterior británica está en gran medida capturada por el contaminador climático global, escribe Mark Curtis.
El abogado ambientalista ofrece cinco iniciativas legales clave, incluido un tratado de no proliferación de combustibles fósiles, para combatir el ataque de la industria al clima.