Llámelo el nuevo aislacionismo estadounidense, escribe William J. Astore. Sólo que esta vez el país –aunque está orgulloso de su ejército “excepcional”– está aislado de los desgarradores y horrendos costos de la guerra misma.
El comportamiento de The New York Times y Washington Post en el actual caso que involucra documentos secretos es verdaderamente impactante. A diferencia de hace 10 años, ahora consideran que su misión es servir al Estado de seguridad, no al conocimiento público.
Treinta periodistas nombrados en tres periódicos importantes están cubriendo revelaciones “explotivas” sobre los ciberataques rusos de una manera que vale la pena examinar.
Las preocupaciones sobre la privacidad se están utilizando para hacer la guerra a China, dicen los escritores de CODEPINK. Estados Unidos debería centrarse en aprobar leyes federales de privacidad de datos en lugar de centrarse en una aplicación.
Las tres estatuas de bronce que han estado recorriendo el mundo han llegado al país de origen de Assange, donde John Shipton, John Pilger, David McBride y otros oradores exigieron al primer ministro que le dijera a Joe Biden que liberara al editor de WikiLeaks.
El término “Cuarto Poder” había adquirido el polvo de una antigüedad olvidada antes de la publicación de los Papeles del Pentágono. Después pareció posible volver a pensar en la prensa como el polo de poder independiente que necesitaba una democracia funcional.
El imperio estadounidense ha estado rodeando a China con bases militares y maquinaria de guerra durante muchos años, en formas que Washington nunca toleraría que China hiciera en las naciones y aguas que rodean a Estados Unidos.