Estados Unidos aprovechó un entorno regional y nacional cambiante para lograr un acuerdo favorable para sí mismo esta vez, pero la idea de que puede arrastrar al Líbano a la órbita pro israelí del Golfo resultará ilusoria.
Si se puede persuadir a una gran parte del público de que un hombre incapaz de encontrar la puerta es “tan listo como una tachuela”, también se le puede hacer creer muchas otras cosas, escribe Jonathan Cook.
La cultura política y mediática de Estados Unidos ha producido dos de las figuras más incompetentes imaginables para competir por el papel de conducir al país al abismo, escribe Jim Kavanagh.
Nat Parry reflexiona sobre un tema demócrata, que Biden planteó en su anuncio de retirada la semana pasada: que su partido protegerá la democracia de Donald Trump.
Todo el discurso posterior al debate sobre si Biden tiene lo necesario para ser presidente (cuando ya lo es) sugiere que la gente sabe que no está a cargo.
Si los estadounidenses estuvieran realmente a cargo, tendrían alguna opción para poner fin al genocidio israelí en Gaza. Pero cuando se trata de asuntos de tanta importancia, nunca obtienen votación.
En Occidente, cualquier desviación de cualquier punto de la arquitectura de las creencias neoliberales es un desafío para todo el sistema y, por tanto, debe ser erradicada.
Aaron Bushnell se quemó vivo por una Palestina libre, escribe Sam Husseini. Los votantes deberían hacer el trabajo de unirse desde todo el espectro político para detener el duopolio genocida.