Los valores democráticos, la moral y el respeto por los derechos humanos que proclaman Israel y Estados Unidos siempre han sido una mentira. El verdadero credo es éste: lo tenemos todo y si intentan quitárnoslo…
Las elecciones estadounidenses podrían depender de los resultados en el estado de Michigan y los votos árabes estadounidenses y de otros musulmanes podrían determinar quién ganará en Michigan.
Las élites políticas de Estados Unidos no son impotentes para frenar al régimen rebelde israelí: son impotentes para actuar contra el grotesco lobby, encabezado por el AIPAC (aunque no se limita a él), al que se han vendido.
El Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas dijo que la pregunta era “imprudente y tendenciosa” y “sonaba como si hubiera sido escrita por AIPAC, no por CBS”.
Nuestros censores, como lo demuestra una y otra vez el expediente, no tienen ninguna preocupación especial por actuar de manera seria. El poder no tiene esa obligación.
El genocidio, el crimen de crímenes reconocido internacionalmente, no es una cuestión de política. No se puede equiparar con acuerdos comerciales, proyectos de ley de infraestructura, escuelas charter o inmigración. Es una cuestión moral.