
El segundo día, el 21 de febrero, Estados Unidos y el Ministerio del Interior respondieron al equipo legal de Assange de manera bastante inconexa, básicamente reiterando las acusaciones.
Parece perverso que, tras haberse dictado una sentencia contra la extradición, Julian Assange siga recluido en una prisión de alta seguridad a la espera del recurso de apelación del gobierno estadounidense, escribe Craig Murray.