Nuestros censores, como lo demuestra una y otra vez el expediente, no tienen ninguna preocupación especial por actuar de manera seria. El poder no tiene esa obligación.
AIPAC ha involucrado a Estados Unidos en un repugnante crimen contra la humanidad que casi con certeza socavará la seguridad estadounidense dentro y fuera del país, escribe Cara MariAnna. Debe estar roto.