Roger Hallam, encarcelado, cree que la resistencia no tiene que ver, en última instancia, con lo que podemos o no podemos lograr. Se trata de un “reencantamiento del mundo”, dice. “Se trata de que nuestro espíritu ocupe el centro del escenario”.
Los grupos de derechos humanos están destacando a los ejecutivos de armas en las juntas directivas de escuelas e instituciones para mostrar la influencia de la maquinaria de guerra corporativa, impulsada por el lucro, en la vida cultural de Estados Unidos.
Los miembros de la facultad de medicina de la universidad denuncian el castigo desproporcionado de la Corporación Harvard a 13 estudiantes de último año por participar en el campamento de solidaridad de la escuela con Gaza.
Los críticos de la decisión del rector de la universidad de renunciar advierten que envalentonará a quienes encubren el genocidio de Israel en Gaza y repercutirá en toda la educación superior estadounidense.
La audiencia del comité del Congreso de tres presidentes de universidades de élite a principios de este mes difamó el movimiento de solidaridad palestina en los campus universitarios, escribe Natalia Marques.
El Estado estadounidense, en sentido amplio, está en camino hacia una forma de absolutismo puritano, que impone significados distorsionados no sólo a tres administradores universitarios sino a todos nosotros.
Mientras que las audiencias del Congreso estadounidense llamaron la atención sobre el supuesto antisemitismo en las universidades, Naomi Klein instó a los defensores de un alto el fuego en Gaza a ignorar la “máquina de distracción”, que está “a toda marcha”.
A medida que Israel reanudó su campaña de bombardeos, centrándose ahora en el sur de Gaza, se intensifica la presión para frenar la creciente ola de disgusto, informa Mick Hall.
Dos universidades estadounidenses han llevado recientemente el cultivo de la ignorancia a nuevos mínimos, aunque a estas alturas uno duda en hacer suposiciones sobre dónde está el fondo.