La investigación criminal emprendida por el gobierno federal contra cientos de participantes en el asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero está polarizando al país y destruyendo las libertades civiles.
Si los manifestantes del 6 de enero desfiguraron el Capitolio en nombre de una cosa hace un año, Pelosi y todos los demás payasos que realizaron actuaciones “conmemorativas” la semana pasada lo desfiguraron en nombre de otra cosa.