
La seguridad de que a Julian Assange se le permitirá confiar en la Primera Enmienda en su defensa es un sofisma descaradamente débil.
El fiscal del Reino Unido destruyó registros que mostraban que Keir Starmer se reunió con el fiscal general de Estados Unidos y otros funcionarios de seguridad nacional de Estados Unidos y el Reino Unido en DC en 2011, cuando Starmer dirigió la propuesta de extradición de Assange a Suecia, informa Matt Kennard.