
En 1985, el Reino Unido apoyó al régimen del apartheid en Sudáfrica y dijo que el Congreso Nacional Africano era terrorista. Ahora apoya al régimen del apartheid en Israel y dice que Hamás y Hezbolá son terroristas. El Estado puede estar equivocado.
A pesar de la transición de Sudáfrica hacia una democracia multirracial, persiste una profunda desigualdad económica, un telón de fondo tanto del sonado juicio por asesinato del atleta Oscar Pistorius como de la escisión del ANC de Nelson Mandela, como señala Danny Schechter.
A menudo se considera a Sudáfrica como el modelo para el futuro de África, un país inspirador que se deshizo de la maldición del apartheid y la supremacía blanca en una transición en gran medida pacífica hacia un gobierno de mayoría negra. Pero la cultura económica corrupta de esa época anterior...