Las élites políticas de Estados Unidos no son impotentes para frenar al régimen rebelde israelí: son impotentes para actuar contra el grotesco lobby, encabezado por el AIPAC (aunque no se limita a él), al que se han vendido.
El secretario de Estado de Estados Unidos ignoró la evidencia de una guerra de asedio contra civiles en Gaza porque sabía que no enfrentaría consecuencias, escribe Caitlin Johnstone.