
Tres cuartas partes del resto de los países del mundo no tienen la pena de muerte, la consideran una barbarie e inmoral, y lo es.
El partidismo ha llegado a tales extremos en la política estadounidense que los republicanos están dispuestos a dejar de lado múltiples acusaciones de que Roy Moore se aprovechó de niñas adolescentes para impedir que un demócrata ganara en Alabama, escribe Michael Winship.