Las audiencias televisadas del 6 de enero no restaurarán la democracia ni detendrán el ascenso de la extrema derecha. Son una estrategia desesperada de una clase política condenada al fracaso.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky trajo a un nazi de Azov de ascendencia griega a su discurso ante el Parlamento griego el jueves y se desató el infierno, informa Joe Lauria.