La prensa del establishment actuó de manera concertada para asesinar el carácter del fundador de WikiLeaks, haciendo respetable odiarlo, escribe Jonatahn Cook.
Un panel de periodistas que cubrieron el caso Assange analizan los giros y vueltas del drama que condujo a su liberación el lunes, con el presentador Richard Medhurst.
De alguna manera, una agencia cuasi gubernamental que espía a personas sin causa probable o debido proceso, de una manera desordenada que no ofrece ningún recurso para las personas a las que apunta, no parece constitucional.
Todo el discurso posterior al debate sobre si Biden tiene lo necesario para ser presidente (cuando ya lo es) sugiere que la gente sabe que no está a cargo.
La escalada de la guerra entre Rusia y Ucrania por parte de la OTAN, así como el creciente conflicto en torno a China, son más peligrosos que la crisis de los misiles cubanos.
Como parte de su acuerdo de culpabilidad con Estados Unidos, Julian Assange acordó ordenar la destrucción de cualquier material estadounidense inédito en posesión de WikiLeaks.
Los legisladores disidentes denunciaron la “negación de genocidio” de una medida bipartidista que prohíbe a los funcionarios del Departamento de Estado utilizar fondos de la agencia para citar estadísticas del Ministerio de Salud de Gaza.