Ser parte de la red global de suministro que suministra piezas para los aviones de combate israelíes F-35 utilizados sobre Gaza implica a Australia en presuntos crímenes de guerra, escribe Kellie Tranter.
Las dos razones clave son la necesidad de que Whitehall demuestre la sumisión y la utilidad británicas para Estados Unidos, y el poder del lobby israelí, escribe el editor de Declassified, Mark Curtis.
La reciente decisión del Tribunal de Apelaciones en el caso de deportación de Ruanda en el Reino Unido de que el tribunal determina en última instancia el valor de las garantías diplomáticas sobre el buen trato podría ser muy significativa en el caso de Julian Assange, escribe Craig Murray.
Israel está llevando a cabo abiertamente una limpieza étnica dentro de Gaza y, sin embargo, al igual que durante la primera “Nakba”, las mentiras y engaños de Israel dominan los medios de comunicación y la narrativa política de Occidente, escribe Jonathan Cook.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente estadounidense, Joe Biden, saben que si pierden al pueblo estadounidense, ambos se encontrarán en serios problemas, dice Joe Lauria.
Mientras le decían al mundo que el cuartel general de Hamas estaba debajo del hospital al-Shifa, las FDI ya habían encontrado el centro de comando real a 8.5 kilómetros de distancia, informa Gareth Porter.
Washington está nervioso de que la pausa militar de cuatro días en Gaza pueda permitir a los periodistas informar sobre el alcance de la devastación del enclave, volviendo aún más a la opinión pública contra Israel.
Israel está llevando a cabo una campaña para hacer que Gaza sea inhabitable. Esta campaña incluye la destrucción de todos los hospitales de Gaza. El mensaje que envía Israel es claro. Ningún lugar es seguro. Si te quedas, mueres.
Biden, Blinken y Austin están siendo citados ante los tribunales –así como en las calles de todo el mundo– por su apoyo inquebrantable e ilegal al genocidio israelí, escribe Marjorie Cohn.